Kincón
Periodista, escritor, guionista, crítico de arte, Miguel Briante fue una de las figuras intelectuales más destacados y difíciles de clasificar del último cuarto del siglo XX en Argentina. Admirado por colegas de la talla de Ricardo Piglia, María Moreno y Juan Martini, publicó en vida apenas cuatro libros y solo una novela. Kincón es la historia de una obsesión, un relato que nace a inicios de los años 60 como cuento corto y que se transforma, a mediados de los 70, en una novela polifónica, coral, sangrienta y vital. La historia de Bentos Márquez Sesmeao, un personaje real del pueblo en el que nació el autor, estalla en múltiples, infinitas historias que tejen una telaraña de puntos de vista. Kincón admite muchas posibles lecturas, puede ser una novela social, un alegato político, un ensayo sobre las formas de construir lo real. De lo que no quedan dudas es de que es una de las novelas argentinas más importantes de los últimos 40 años.
Fragmento Kincón: Como para que no te odiaran, Kincón, aunque no fuera cierto, aunque la mitad de esas cosas hubieran sido inventadas. Como para que no te odiaran, cuando el mayor pecado que puede cometer un hombre por estos pueblos no es matar a otro hombre, robar, ser confidente de la policía, convertirse en cuatrero o asaltante de banco, sino eso que vos hiciste sin saberlo: despertar la imaginación de la gente, inquietar con tu fama. La imaginación de la gente, en estos pueblos, es feroz. Ya sé, de vos se trata; no de ellos, no de nosotros, no de mí. Pero a la larga vos venís a ser nosotros, o algo de nosotros, por lo menos; nuestro mejor invento. Y perdoname, perdonenmé, pero voy tirando a viejo, y aunque dicen que nunca escupo, es decir, que nunca me callo, algo de razón debo tener. Pero renuncio a explicarme, a explicarte.