Una gran familia

Por Santiago Ginnobili, Guido Ferro

Contacto

Ileana Lotersztain

Vicepresidenta

Sobre este libro:      

Con una prosa exquisita, un epistemólogo nos habla de la valentía de Darwin y de cómo nos ayudó a entender quiénes somos y de dónde venimos. De cómo nos mostró que el mundo es más complejo, bello e interesante de lo que se creía. De cómo sus ideas nos animan a pensar de manera osada y original. Las ilustraciones de Ferro, preciosas y precisas, lo convierten en un libro maravilloso.   Una GRAN familia no es un libro más sobre Darwin. No es su biografía, tampoco su teoría, sino una puesta en valor de la actitud curiosa e irreverente del darwinismo y constitutiva de la ciencia, tan necesaria en estos tiempos.  Derechos vendidos al italiano y al portugués (para Portugal).

Fragmento:

Te voy a contar una historia. Pero no una historia cualquiera. Te voy a contar la historia más maravillosa. La de toda la vida. La tuya, la mía, la nuestra. Veo en tu mirada que eres una persona curiosa. Las personas curiosas se hacen muchas preguntas y a veces no les alcanzan las respuestas que encuentran en los libros, que les dan en la escuela, que les brinda su familia… Entonces, buscan respuestas mejores y nuevas.  A veces, las personas curiosas plantean preguntas que nunca nadie había planteado antes. Preguntas cuyas respuestas no están en ningún lado. Entonces, hay que buscarlas. Hay que ponerse a trabajar, hay que viajar, observar, recolectar, saborear, tocar, cavar, trepar.  ¿Hay algún animal en tu casa? ¿Cuántos dedos tiene? ¿La misma cantidad que tú?  ¿Por qué tienes 5 dedos en cada mano? ¿Podrías tener 8? ¡Sería genial para tocar el piano! ¿Por qué no tenemos tentáculos como el pulpo? ¿Por qué no podemos volar o respirar bajo el agua? ¿Por qué somos como somos? Voy a darte respuestas a varias de estas preguntas. No sé si son las respuestas definitivas, pero son las que tenemos por ahora. Las respuestas más bellas e interesantes.  Hace tiempo hubo un niño que tenía una mirada como la tuya. Se llamaba Charles, Charles Darwin. Nada le gustaba más que los animales y las plantas; se pasaba el día detrás de todo lo que estuviera vivo. Y como tú, todo el tiempo preguntaba.  Fue creciendo y estudió, aprendió, conoció personas tan curiosas como él, de quienes escuchó historias maravillosas que le ayudaron a pensar mejor. Pero nunca quedaba satisfecho. ¿Qué hizo entonces? Viajó, observó, recolectó, saboreó, tocó, cavó, trepó. Se subió a un barco que dio una vuelta alrededor del mundo. Se pasó años en ese barco, mareado, en mares peligrosos, en tierras peligrosas.  Años después, cuando ya tenía un montón de hijas e hijos, Darwin seguía pensando en ese viaje, seguía haciendo experimentos y observaciones, ahora, en la comodidad de su hermosa casa. Le pasaron cosas lindas… y cosas feas. Como a ti, como a todas las personas. Pero nunca dejó de investigar, de preguntar y preguntarse, y lo hizo siempre con gran valentía. Se le ocurrieron respuestas novedosas que nos ayudaron a entender mejor quiénes somos y de dónde venimos. Y nos mostró que el mundo es más complejo, bello e interesante de lo que se creía.