Moléculas, células, tejidos

Por Daniel F. Alonso

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Cristian Guanes

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Sobre este libro:

En este libro se analizan en profundidad los mecanismos celulares y moleculares de los tejidos fundamentales del cuerpo humano. Su lectura resulta imprescindible para cursos de Biología celular y molecular, Bioquímica o Fisiología humana, o para cualquier lector que quiera saber qué está sucediendo a nivel microscópico en su organismo.

Un fragmento:

(del Capítulo 8)
NEOPLASIAS BENIGNAS FRENTE A MALIGNAS
El término neoplasia significa “nuevo crecimiento” y se utiliza generalmente como sinónimo de tumor. Se entiende entonces que las neoplasias o tumores son masas anormales de tejido cuyas células crecen descontroladamente y se acumulan. Las neoplasias se clasifican en benignas y malignas de acuerdo con determinadas características biológicas, que la patología médica busca identificar a partir de una biopsia de la lesión (tabla 1). Una neoplasia se considera benigna si su crecimiento está limitado al sitio de origen y no se disemina a otros sitios alejados. Estas lesiones pueden ser extirpadas por completo mediante cirugía. Por el contrario, una neoplasia maligna o cáncer es aquella que puede crecer infiltrando los tejidos cercanos y sus células poseen la capacidad de propagarse a otros sitios, lejos del lugar de origen, para dar lugar a focos de crecimientos secundarios o metástasis.
Las diferencias en el comportamiento benigno o maligno se basan en determinadas características moleculares y celulares que son detectables morfológicamente con el microscopio óptico. Una de estas características es el grado de diferenciación, es decir el parecido que las células neoplásicas guardan con las del tejido original. Cuanto más remeden a una célula normal y más mantengan su diferenciación, es más probable que conserven sus funciones y desplieguen un comportamiento benigno. Al desdiferenciarse, esas similitudes se van perdiendo y las células neoplásicas se vuelven cada vez más agresivas, por lo cual las atipias morfológicas suelen delatar la naturaleza maligna de una lesión. La completa falta de diferenciación se denomina anaplasia y constituye un rasgo distintivo de malignidad, asociado a células con gran capacidad para infiltrar y desarrollar metástasis. Otra característica relevante es la velocidad de crecimiento, parámetro que puede evaluarse morfológicamente identificando las células que muestran imágenes de mitosis dentro de la masa neoplásica, para estimar la fracción de células en división.
Desde el punto de vista patológico, la nomenclatura de las neoplasias sigue algunas reglas básicas que contribuyen a sistematizar su tipificación y diagnóstico. Al respecto, cada neoplasia benigna y cada variante de cáncer constituyen enfermedades diferentes que requieren un manejo terapéutico particular, más allá de que puedan ser similares en cuanto a los mecanismos moleculares y celulares involucrados. En la tabla 2 se presentan ejemplos a partir de la nomenclatura de las prin- cipales neoplasias. Esta nomenclatura se mantiene para la designación de las líneas celulares continuas derivadas de neoplasias de origen hu- mano o animal, tema que se verá en el capítulo próximo sobre cultivo de células eucariotas.
Las neoplasias benignas se designan agregando el sufijo -oma al tejido del cual se originaron, mientras que las malignas se denomi- nan carcinomas si derivan de un tejido epitelial o sarcomas si provie- nen de tejidos mesenquimales o de sostén. La mayoría de las células neoplásicas conforman tumores sólidos, pero en el caso de las neoplasias hematológicas, leucemias y linfomas, muestran características especiales, ya que las células se desarrollan en medios líquidos como la sangre o la linfa. Además, las células de las cuales se originan pueden viajar por todo el organismo para cumplir sus funciones inmunológicas, con lo cual estas neoplasias siempre poseen un comportamiento maligno. Por otra parte, los tumores del sistema nervioso central como los gliomas, pueden conducir a una enfermedad muy grave por su localización, aún sin manifestar un comportamiento biológico maligno ni generar metástasis.
En los seres humanos, los cánceres más frecuentes son los carcinomas, que se detectan mayormente en personas adultas. Derivan de células epiteliales que tienen un recambio muy rápido y se encuentran más expuestas a agresiones químicas y físicas del ambiente que pueden favorecer la acumulación de alteraciones genéticas. En el otro extremo, los tumores del sistema nervioso son infrecuentes y, en ocasiones, se inician con defectos genéticos ocurridos en el desarrollo embrionario, que se manifiestan durante la infancia o adolescencia.”