Comida real
Sobre este libro:
Cuando ingresé en el mundo de la cocina plant based, hace ya varios años, en la Argentina prácticamente no había información ni se veía a muchas personas cocinando de esta manera. Fue un largo viaje hasta entender que podemos alimentarnos de otra forma, mucho más consciente y a la vez muy rica. Este libro es un ABC de la cocina plant based que me hubiese encantado tener en ese momento. Es perfecto para quienes están ingresando a este universo y no saben qué cocinar ni por dónde empezar. Desplegando un muy variado abanico de recetas, Nina Carreras nos hace conocer nuevos sabores y nos invita a replantearnos nuestra forma de alimentarnos y de consumir. Apuesta por una alimentación más consciente, creativa, llena de colores, aromas y sabores, lejos de las góndolas de los supermercados y el delivery. ¡La alimentación de hoy y del futuro!
Fragmento:
¿QUÉ ES UNA ALIMENTACIÓN BASADA EN PLANTAS?
Plant based es un movimiento que busca dejar de comer productos derivados de los animales y que nuestra alimentación se base, en su gran mayoría, en plantas. Es una tendencia en crecimiento en todo el mundo, que pondera la comida real y natural, muy lejos de la que viene empaquetada.
Esto es importante, porque no solo es una alimentación vegana o vegetariana, sino fundamentalmente saludable y amigable con el medio ambiente. Existen muchos productos veganos, como gaseosas, galletitas comerciales, golosinas, etc. que no son necesariamente saludables. En este punto, la alimentación basada en plantas es superadora del veganismo o el vegetarianismo, porque el foco está en dejar de comer productos ultraprocesados por ejemplo con ingredientes a base de harina de trigo, maíz, azúcar y grasas, llenos de químicos, saborizantes y colorantes que no nutren y generan adicción.
Desde otro punto de vista, el veganismo es más abarcador porque implica toda una filosofía de vida, mientras que el plant based se circunscribe a la cocina.
También idealmente es una alimentación orgánica, porque entre sus preocupaciones están la agroecología, el cuidado de la tierra para evitar su agotamiento, y el consumo de verduras y frutas libres de pesticidas y agroquímicos.
Asimismo, la elección de alimentos lo más estacionales y locales posibles hace que comamos en el punto ideal lo que brinda cada estación del año, siguiendo la sabiduría de la tierra. También de esta manera se contribuye con el desarrollo de las economías regionales, y se disminuyen los costos y la contaminación que implican el trasporte por largas distancias de los alimentos.
En el camino hacia una dieta plant based surge lo que se denomina flexitarismo. Las personas que llevan adelante este tipo de alimentación reducen al mínimo la ingesta de carne, sin llegar a ser vegetarianas exclusivamente. Esto también forma parte de lo que se denomina limentación a base de plantas e inspiró una de las evoluciones de esta tendencia cuando comenzaron a surgir empresas food tech en distintos países que se propusieron a través de la tecnología algo que antes era impensado: hacer “carne” a base de plantas; es decir, que tenga el sabor de la carne, el color de la carne y el olor de la carne, pero que no lo sea. Lo que se busca es la experiencia de comer una hamburguesa y sentir exactamente lo mismo que si se estuviera comiendo carne animal. Este punto es polémico, aunque interesante, porque muchos opinan que no es necesario ni fundamental reproducir y sentir el gusto, el aspecto y el aroma de un pedazo de carne animal.
Con los años, la alimentación plant based fue ganando espacio en el terreno de la cocina gourmet e internacional: existe comida italiana, comida mexicana o comida japonesa a base de plantas.
Es todo un universo, comandado por Mattew Kenney, referente a nivel mundial, con decenas de restaurantes en todo el mundo, incluso en la Argentina.
CONCIENCIA AMBIENTAL
Detrás de este fenómeno, o incluso en la base de su filosofía, está el cuidado de la Tierra. En no tantos años seremos muchísimas personas en este mundo y no va a ser sencillo alimentar a todas. Los recursos naturales se están agotando y su escasez o desaparición es irreversible.
Uno de los impactos más importantes de la ganadería tradicional es el consumo de agua y su responsabilidad en lo que se denomina la huella hídrica. Para producir 1 kilo de carne se usan más de 15.000 litros de agua (para el animal y para el suelo donde se cría) y en la misma superficie, por ejemplo en 1,5 hectáreas, se pueden producir 170 kilos de carne pero 16.000 kilos de alimentos a base de plantas.
Además, la ganadería produce una alta cantidad de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático, y junto con la expansión agrícola son responsables del 80% de la deforestación del planeta.
También la defensa de los derechos de los animales es una de las patas de esta alimentación consciente, que busca evitar la explotación y el maltrato de las distintas especies.