La hermana menor
La hermana menor Suniyay Moreno Mariana Chiesa La historia de este libro no es un invento. Está hilada con los recuerdos de una escritora que fue niña en el monte de Santiago del Estero, la más pobre y rural de las regiones argentinas. Allí, si un vecino carneaba una vaca, era usual compartir un hueso grande entre varias familias. Se llamaba “el huesito gustador” y durante unas semanas se utilizaba para agregar sabor y algo de sustancia a las magras sopas de los trabajadores. Aquí, Suniyay Moreno cuenta acerca de la vez que le tocó buscar el huesito gustador… Como era la más pequeña no podía hacer mucho más en el campo. Este relato, tan emocionante y distinto de cualquier relato urbano contemporáneo, refleja los desafíos, juegos y crecimiento de todos los niños. Así comienza: “Monte adentro, del otro lado del río, la mama, las cinco hermanas, los siete primos y los dos hijos del peón golondrina habían dormido aquella noche en el rancho. Los mayores, en el patio de tierra apisonada, al abrigo de la luna. Los más chicos y las visitas, debajo de la enramada. Apenas amaneció, y la mamá y los esperaba con el mate cocido. Llenó los jarros y repartió tortilla con chicharrón en catorce pedacitos más o menos iguales. Cuando terminaron, la mamá asignó las tareas. A Lila le tocó ir a buscar la leña. A Chiqui, recoger el agua. A Pelu le tocó buscar zapallos, que crecían lejos de las casas pero cerquita del río. A Noe le tocó moler el maíz en el mortero. Y a Picu, la mamá la mandó a buscar el huesito gustador a lo de Doña Ciriaca. Como era la hermana menor, no la consideraban para trabajos de mayor importancia.” ¿Podrá la hermana menor, con sus cinco años y sus piernitas flacas, atravesar a pie 6 km de monte, llegar hasta la casa de una vecina y recibir en sus manos el hueso para hacer la sopa? ¿Se distraerá en el camino? ¿Se cruzará con perros fieros? ¿O perderá la huella bajo el sol calcinante del mediodía? Ilustra la artista ítalo argentina Mariana Chiesa.