A media mañana los domingos
Sobre este libro:
La belleza y la sensualidad de estos textos (poemas y prosas no menos poéticas que se abren hacia el otro mundo) no está en la palabra –solo en la palabra– sino en aquello hacia donde nos empuja la palabra. Lo que señala: la innombrable y penosa maravilla de estar vivo. Y de que todo y todos lo sigan estando, ya que el tiempo no es más que una ilusión necesaria. Elegir escribir, es hacer uso de esa cierta libertad que no es ni más ni menos que un amor indebido agitando el fuego indebido. Pero ese amor salva aquello que reconstruye con paciencia y sabiduría minuciosa.
Fragmento:
A media mañana los domingos
No todos pero algunos, después del ritual mate
Pan negro queso blanco y dulce de membrillo
o incluso mejor el de frutilla
Y la voz queda de ambos yendo y viniendo
sobre titulares de los diarios
Comentarios políticos y cuestiones o palabras
irrepetibles
La voz retenida para no despertar a la jauría de las
hijas
Y así continuar aún la sólida conversación de los
amantes
Destierro! Ser la última en llegar / y el picnic en la cama casi al
borde del fin /sin lugar ya / el espacio ínfimo y la incómoda
sensación de no ser incumbida \inconveniencia / con severo
tono se eluden comentarios / y se pierde el hilo de la cosa //La
madeja de entrelíneas más la preferencia clara /que subraya una
enigmática sonrisa /desplazan súbitamente la modorra el entresueño
/y el breve domingo se vuelve estrecho gris tozudo// Todas no
entramos está claro/
Luego entonces, cuando la alianza había estallado
con la estruendosa aparición de la totalidad de hijas
disuelta ya la tregua en gritos y celadas
sonaba el timbre quedo a mitad de la mañana
y era el tío Maure entrando por el largo pasillo de la
infancia
Alianzas se baten en la hora escondida / los secretos eludidos calan
en silencio una celosía /Y el mudo mundo supone arde urde /Hasta
que volcánica la ira sacude las migas // Un alivio esta llegada
inesperada / se disuelve el colosal castigo del silencio /la nariz
hundida en ese libro apaisado de curacas y rebeldes / contra el
invasor español /mas el cuento no calma el dolor de no ser / sino
meramente enigma / invisible artesa de preguntas inviables
No, los hermanos no se encierran
Papá se queda en la cama apoyado en
las gordas almohadas de pluma
Gordas de pluma que a veces hace volar
contra sus hijas a la hora del quillonazo pero esos
son sucesos nocturnos
del domingo también
pero al cabo del largo día
La gran cabeza hundida allí desde donde otea y
piensa
Maure se ha sentado en el borde de la cama y ambos
reúnen sus voces
Quedamente surge entonces la extraña música
Cuentos, dichos y risas y sonrisas musitadas en ese
idioma inaccesible
Los delgados hombros de Maure la curva de su
espalda
Me da pena mirarlo demasiado
Él es quien cuenta
su voz casi inaudible musita
Y el otro pregunta y calla y aparece en su rostro la
sonrisa
treinta y siete
misteriosa introspectiva astuta desde el fondo de la
curva sopesa
Y vuelven a inclinarse y allí Maure también ríe bajito
Son sus hombros los que se estremecen
libres de toda la carga que ha soportado
él ríe y su carcajada es en sordina
Pero si desde el vano de la puerta
lo miro fijamente entre los omóplatos
mi tío se da vuelta despacito y me observa
sonriendo suavemente a los ojos
Como quien dice sé que estás ahí sé que sos vos
la curiosa
y resisto hasta que entiendas"